martes, 4 de octubre de 2011

Me jugaría los huesos a que tu nombre no estaba en la lista de la compra.

Hoy me he encontrado con Lucas en el súper. Ya ves, con Lucas, ¡de verdad! ¡Y en el súper!, como si la vida estuviera hecha de encuentros casuales a los que les gusta burlarse de nosotros en cuanto nos damos la vuelta. Nos hemos mirado de arriba a abajo, él y yo, yo y él, y ha habido un par de segundos de silencio incómodo antes de que alguien (él, ¿cómo no iba a ser él?) se atreviera a pronunciar el primer “hola”. Luego me ha preguntado, con la seriedad que le caracteriza, que qué tal me va la vida, la universidad, el trabajo, y un buen chaparrón de preguntas de ascensor. Me ha dicho que estoy muy guapa, que si sigo con las amigas de siempre, haciendo lo mismo de siempre, con mis aficiones de siempre y rondando los locales de siempre. También que qué tal está mi madre y que saludara por favor de su parte a papá, que ya quedaríamos algún día a tomar un café o a ver el hockey, si es que aún me gustaba. Sonreía, de cuando en cuando, y sus dientes estaban tan o más bonitos de lo que recordaba. Creo que me embobé en un par de ocasiones, pero evité reirle las gracias, y también estoy bastante segura de que le impresioné con mis respuestas mordaces y algún que otro cambio radical. Se despidió con un gesto de mano, y abusando de nuevo de esa maldita sonrisa Profident, murmurando algo sobre lo mucho que había cambiado y lo raro que se le hacía mi nuevo color de pelo. Todo iba más o menos bien, hasta que se giró para decir “ Espero que echaras de menos estos tiempos tanto como yo, María. ¡Te llamaré,no lo dudes!”. Ahí fue cuando volvió a revolvérseme el estómago,con dos millones de palabras gritonas explotándole dentro.


Por supuesto que echo de menos aquellos tiempos, Lucas, claro que me acuerdo del antes. Del antes de esto, de la vuelta de tuerca, del giro de 180º, de la tortilla a medio hacer en la sartén, de la voltereta trapecística, de la cara B, del... ay, por Dios, ¡llámale como quieras, que al final es lo que hacías siempre! Que yo un día creía que lo tenía todo y echando la vista atrás me doy cuenta de que quizás me faltaban cientos de cosas que no había probado nunca. Claro que echo de menos algo de aquel chico de la música. Claro que de vez en cuando me paro a pensar en si no debería habérmelo pensado mejor, un par de navidades atrás. Y por supuesto que recuerdo como eran los días en que pensaba que mi persona era la mejor persona del mundo, la más especial, la que más me quería, antes de darme cuenta de que nadie es perfecto y de descubrir que todos tenemos cientos de grises y pequeños monstruitos viviendo en nuestro interior. Pero todo eso era antes. En mi vida de antes, mi yo de antes. Cuando creía en las personas y en las cosas que eran para siempre. Cuando el amor era algo que debía vivirse intensamente, aunque se lo estuvieras entregando a la persona equivocada, aunque se tratara del momento equivocado y persistiendo y persistiendo sólo consiguieras emborronar un poco más todo eso a lo que llamabas “vida”. Cuando vivía entregada a la sonrisa de alguien, y no conocía el sabor del tabaco, las mezclas que subían grados, lo que era una buena fiesta y lo agradable de ir improvisando con personas más cercanas o menos, sin quebraderos de cabeza ni grandes dilemas. Lo siento si no te gusta el ahora, si he cambiado mucho, si se ha vuelto demasiado chillón mi pelo. Lo siento si no entiendes de mis ganas de correr, de no atarme, de estar a todo sin estar a nada. Lamento que no te guste que no me entregue al 200%, y que me guste mantener las distancias, pero ey, tú tampoco te preocupaste por empujarme a tu lado, y no será porque yo no esperé a que lo hicieras. Soy una chica con doscientas mil capas de cascarón alrededor, un bonito envoltorio de sonrisas y, eso sí, muchas ganas de comerse el mundo, y cero oportunidades para dejar que el munda me coma a mí. Lo siento, de verdad, pero para encontrarte con la chica que buscas, la que creía en los finales felices, creo que llegas con un par de años de retraso y bastante seriedad de más.


- M.

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